Camila Ramírez, árbitro de básquetbol: “Ojalá que los jugadores y entrenadores entiendan que nosotros no somos sus enemigos”

Por Prensa ADESUP

Cada mañana, de lunes a viernes, Camila Ramírez Cisternas (24) llega temprano al Hospital Regional de Concepción para cumplir su turno como enfermera del Centro de Atención Ambulatoria. Pero en las tardes, cambia su uniforme clínico por un pantalón negro y una polera azul marino para desarrollar su otra pasión: ser árbitro de básquetbol.

¿Cuándo y cómo nace el gusto por el arbitraje?

Cuando egresé de 4º medio jugaba básquetbol, y al ingresar  a la universidad en primer año estuve participando como oficial de mesa de control; y cuando me quise certificar a nivel nacional, surgió la instancia de hacer el curso de árbitros… La verdad es que en primera instancia yo no quería, porque no me gustaba el tema del arbitraje, pero don Eduardo Becerra, quien es mi mentor en esto, me insistió diciéndome que yo tenía las características para ser árbitro, y me terminó convenciendo. Así que hice el curso en marzo de 2012 y desde entonces me dedico al básquetbol desde la otra vereda… Al parecer don Eduardo tenía razón, porque ya llevo cuatro años en esto (ríe).

¿Cómo compatibilizas el ejercicio de tu profesión con el arbitraje?

Soy enfermera, egresada el año pasado de la UDEC; ahora trabajo en el Hospital Regional en horario diurno (de 8 a 17); después de esa hora y los fines de semana tengo tiempo disponible para dedicarme a arbitrar. Por suerte, este trabajo me ha permitido compatibilizar ambas cosas de muy buena forma, lo que me tiene muy contenta.

¿Siempre has arbitrado torneos universitarios?

Empecé arbitrando en los Juegos Escolares; luego, cuando CARBUC (Colegio de Árbitros Universidad de Concepción) quedó a cargo de la LDES de Concepción, empecé también ahí a participar, y ahí he estado en dos Nacionales: uno que se hizo en Serena y otro en Santiago.

A propósito de lo que te decía tu mentor, ¿qué características debe tener un buen árbitro?

Para ser árbitro primero hay que tener ganas, tener interés; además hay que tener una personalidad fuerte, ser seguro y responsable, y por supuesto, saber de básquetbol. Hay árbitros que pese a no haber jugado nunca, conocen muy bien las reglas y son muy buenos en el arbitraje por eso.

Originalmente, el rol del arbitraje era desarrollado sólo por hombres… ¿Fue complejo entrar a este círculo, como mujer?

Cuando yo empecé hace 4 años, la cantidad de árbitros mujeres en el país era muy baja; en ese entonces éramos alrededor de 8 en todo Chile. Pero con el tiempo, hemos ido aumentando. Y en CARBUC, somos todos muy amigos, entonces no hay problemas de relación entre árbitros. Lo que más ha costado, en realidad, es que los jugadores varones validen a una mujer árbitro; ahí se siente más la tensión y es más complejo. Felizmente, esa mala actitud de los jugadores está ocurriendo cada vez menos… ¡Por suerte!

¿Qué es lo más complejo en el ejercicio de esta actividad?

Lo que más complejo es lidiar con jugadores y entrenadores que no conocen el reglamento, y éste es muy problema muy común en Chile. Muchos no conocen las reglas y la labor de un árbitro precisamente es hacer que éstas se cumplan. Y ese desconocimiento provoca que en varias ocasiones no entiendan cobros o el por qué se hacen las cosas de cierta manera, distinta a como ellos lo esperan, y eso genera conflicto.

¿Y en la cancha, propiamente tal?

En la cancha lo más difícil es mantener la concentración los 40 minutos, especialmente en los últimos minutos. Porque el peor error que puede cometer un árbitro es definir un partido. Como árbitro eso no te puede pasar nunca… ¡Nunca, nunca!

_mg_7333¿Es muy diferente arbitrar un partido de varones que uno de damas?

Los varones juegan más rudo, con más contacto, más roces y están acostumbrados a eso; pero el básquetbol femenino es un juego mucho más ordenado, con menos roces, priorizando lanzamientos de afuera, y si consideramos que las mujeres también son más delicadas, eso marca mucho las diferencias. Así que no es para nada lo mismo arbitrar ambos campeonatos… ¡Para nada!

¿Recuerdas alguna anécdota que te haya ocurrido arbitrando?

¡Cuando me caí! (ríe). Me caí arbitrando en el Colegio San Ignacio; recuerdo que estaba lloviendo y en una salida tuve que reaccionar rápido y caí de rodillas al suelo. Los chicos se asustaron y no sabían qué hacer: cómo yo iba a reaccionar, o si tenían que pararme o no; los profes no sabían si reírse o no… Al final, me paré, me limpié un poco, me reí y todos se rieron conmigo. Esa es una anécdota simpática que recuerdo.

El ejercicio de tu profesión y el arbitraje ocupan gran parte de tu tiempo. Pese a ello, ¿tienes algún pasatiempo?

Siempre hay tiempo para todo; mi pareja también es árbitro, así que compartimos esta pasión, y muchas cosas son comunes entre nosotros en torno al básquetbol. Por otro lado, me gusta mucho viajar, y felizmente también es algo que puedo hacer a través del básquetbol. Pero además voy al gimnasio todos los días y trato de compartir mucho con mi familia y salir con ellos, y también compartir con mis amigos… La verdad es que soy muy activa (ríe). Mi día comienza muy temprano y termina tarde, así que puedo hacer muchas cosas: hay tiempo para todo.

 ¿Cómo se organizan para distribuirse el arbitraje de los partidos? Me imagino que a muchos de ustedes les gustaría arbitrar las Finales…

El arbitraje de los partidos se hace por designaciones, y éstas se hacen en base al nivel de cada uno, al nivel del partido. Para eso don Eduardo Becerra, que es nuestro delegado técnico, nos evalúa y en cierta forma nos “rankea”. Entonces uno tiene que trabajar semana a semana… La aspiración de todos es arbitrar la final de varones y también estar en el Nacional Universitario que va a ser en Valparaíso. Todos queremos proyectarnos, por eso trabajamos harto, y sobretodo este año que la competencia en Concepción está más fuerte por la pelea de cupos. ¡Va a estar muy bueno el término de año acá!

 Finalmente, te doy el espacio para entregar un mensaje a deportistas, entrenadores y, en general, los fanáticos del básquetbol…

Primero, dejar en claro que nuestro Colegio (CARBUC) está abierto a recibir interesados que quieran iniciarse en el arbitraje, sean hombres o mujeres; sean secundarios o universitarios…, porque a veces uno escucha: “son siempre los mismos”, pero eso es porque no se suma más gente, siendo que la instancia está.

Y segundo, decir que si crece el nivel del arbitraje, si crece el nivel de jugadores y también crece el nivel de entrenadores, es mejor para todos. Ojalá los entrenadores y jugadores entiendan que los árbitros estamos para ayudar a que el básquetbol se juegue de mejor forma: no somos sus enemigos; no somos contra quien deben jugar y ganarle. Nosotros estamos para facilitar las cosas y que el juego se dé de la mejor forma posible, sobre todo en estas instancias finales. Nosotros vamos a estar ahí para apoyarlos y ayudarlos en lo que sea necesario. Esa es la idea.