El balonmano no es solo un deporte para Isidora e Ignacio Cancino, estudiantes de Pedagogía en Educación Física e Ingeniería en Ejecución Administración de Empresa respectivamente y deportistas de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Para ellos, es una pasión que corre por sus venas y un legado que se ha transmitido de generación en generación dentro de su familia.
“El handball es algo que llevamos en la sangre. Desde que tenemos memoria, ha sido parte de nuestra vida, y no es casualidad, nuestros papás también jugaron toda la vida, y tanto nuestra mamá como nuestro hermano han sido campeones nacionales. Nuestro papá, además de ser quien nos motivó desde siempre, hoy es también nuestro entrenador, así que todo esto se vive en familia, con mucho compromiso y cariño”, cuentan los hermanos.
Ambos comenzaron a practicar el deporte desde muy pequeños y, con el paso del tiempo, la pasión se transformó en un estilo de vida. “Empezamos a jugar desde muy chiquititos, prácticamente desde que aprendimos a caminar, y nunca paramos. Para nosotros, el handball no es solo un deporte, es una forma de vida y también un legado familiar que queremos continuar y ojalá superar algún día. Compatibilizar los estudios, los entrenamientos y la vida personal no siempre es fácil, pero estamos muy agradecidos del apoyo que hemos recibido por parte de la Universidad Católica de la Santísima Concepción”, expresan.
La institución universitaria ha sido un apoyo fundamental en este camino, brindándoles herramientas para crecer tanto en lo académico como en lo deportivo. “La U nos ha entregado todas las facilidades y valores para poder seguir desarrollándonos como personas y deportistas sin descuidar lo académico, y eso ha sido fundamental para poder seguir dando lo mejor dentro de la cancha. Sentimos que estamos construyendo algo bonito, no solo por nosotros, sino también por nuestra familia y por todo lo que este deporte significa en nuestras vidas”, relatan.
Finalmente, los Cancino destacan el apoyo constante de sus compañeros, entrenadores y, sobre todo, de su familia, que ha sido su mayor pilar. “Queremos agradecer de corazón a nuestros compañeros y compañeras de equipo, que siempre nos apoyan y motivan a ser mejores, a la UCSC por creer en nosotros y acompañarnos en este camino, y, por supuesto, a nuestra familia, que es nuestro mayor pilar y la razón por la que amamos tanto este deporte. Sin ellos, nada de esto sería posible”, cierran emocionados.
Con la camiseta de la UCSC, Isidora e Ignacio buscan seguir escribiendo su propia historia, llevando con orgullo el apellido Cancino Morales y demostrando que, cuando la pasión y la familia se unen, no hay límites dentro ni fuera de la cancha.